martes, 26 de julio de 2011

La fabricación del mundo: Los tenientes primeros de Dios

La fabricación del mundo: Los tenientes primeros de Dios





Como he dicho, tres grupos distintos habían surgido: Los Seres de Luz quienes no se unieron con nosotros para oponerse; los seres sombríos quienes se deleitaban con el poder que le habían arrebatado a su Fuente; y el grupo intermedio quienes se encargaron de defender a Dios y derrotar a los sombríos.
Ahora me daba cuenta de que había desarrollado una mente dividida, diferente de los miembros de los otros dos grupos. El grupo sombrío tenía como único propósito experimentar y reemplazar a Dios, mientras que el grupo de Luz sólo conservaba la memoria única del Amor de Dios, puesto que se daban cuenta de que todo lo demás era simplemente fantasía. Como miembro del grupo intermedio, me encontraba en un paradójico dilema. Reconocía la verdad del estado mental del grupo de Luz, mientras permanecía presa del pánico debido a los designios del grupo sombrío. El gran conflicto que sentía me desgarraba en dos, y el terror se apoderaba de mi mente.

Reflexionando ahora, puedo entender que al nombrarme a mi mismo como teniente primero de Dios, en guerra con las fuerzas de las tinieblas, había caído en un abismo infernal fabricado por mí mismo. Al hacer de mí esta imagen de portavoz de Dios, y defenderlo a Él y a su Reino, me había precipitado más profundamente aún hacia la separación. En retrospectiva, me doy cuenta de que Dios no necesita defensa alguna, ni la necesita su Reino. La verdad es, y lo que aparece como lo que no es, es simplemente un delirio de la mente. En ese momento yo no me daba cuenta de cuán atrapado por las ilusiones estaba mi mente en verdad. Las intenciones del grupo sombrío me preocupaban pues reconocía que querían fabricar lo opuesto al Cielo, un mundo cuyo fundamento era la muerte del Dios vivo. Y sin darme cuenta me hice instrumental al ayudarlos a que lo hiciesen.

A medida que el grupo sombrío continuaba deleitándose en su “triunfo”, mi mente impulsada por el miedo se enfurecía con ellos en airada protesta y oposición. Mas ellos continuaban con su risa burlona y desafiante: “Todavía no entiendes el poder que tenemos. Haremos finito el infinito, limitado lo ilimitado y concreto y específico lo abstracto.”
Luego comenzaron a proyectar hacia el exterior desde sus mentes, el pensamiento de su gran experimento, y rápidamente le ordenamos a las fuerzas de aquellos que nos seguían que lanzaran un pensamiento de luz para contrarrestar ese pensamiento de obscuridad. Al hacerlo, contemplé la formación del cosmos, como una Gran Explosión. ¡Quede mudo de asombro! La “luz” que lanzamos en contra de la obscuridad, tal como dos titanes al chocar, se habían incorporado a la obscuridad en forma de luces, llamadas ahora estrellas y planetas.

La palabras del grupo de Luz retornaron a mí, como una verdad que penetraba el centro mismo de mi ser.
“No te opongas…Al oponerte a estos pensamientos  los harás reales en tu mente…(y) no podrás evitar el convertirte en parte de lo que inevitablemente será la consecuencia”.
En ese instante único, la iluminación alboreó en mi mente y comprendí plenamente la verdad. La palabras no pueden comenzar a expresar la profundidad  y lo patético de mi tristeza. Dolorosamente me di cuenta del trágico error que había cometido. ¡Cuán profundamente angustiado me sentía! Había agravado el error al alejarme del Amor: primero al considerar por una fracción de segundo la posibilidad de que hubiese algo opuesto al Cielo; y luego nombrándome como el guardián de la verdad, aunque mi propio fundamento era una mentira.

Vi cómo mi “santo” propósito-defender a Dios- constituía la negación misma de El a la que yo estaba tratando de honrar  y de sustentar. Comprendí que ciertamente esta era la negación del conocimiento, y había caído en la trampa hipnótica de la ingnorancia. Ahora que mi mente contemplaba el comienzo del cosmos traté con premura de detener la oposición del grupo intermedio a las auto-fabricadas fuerzas de poder, determinadas a atacar a Dios y fabricar un mundo que fuese lo opuesto al Cielo. Alcé mis brazos y grité:

“!Escuchen!” Los extraordinarios Seres de Luz tenían razón. Al oponernos a los propósitos de los sombríos, hemos hecho real el error de su pensamiento al creer en el mismo. No podemos oponernos a ellos porque nuestra verdadera naturaleza es el Amor, y el Amor ni condena ni se opone. Además, puesto que ellos son parte de la Filiación, sólo estaríamos atacándonos a nosotros mismos al atacarlos a ellos. Debemos abandonar este campo de batalla inmediatamente. Por favor, síganme. Esta vez no los llevaré por mal camino. Les suplico, apártense de esta locura antes de que se hundan completamente en este loco delirio.

Pero ya era demasiado tarde. Muchos miembros del grupo intermedio ya se habían enredado en el mundo de poder de la oposición, y me dijeron como respuesta:

“Déjanos en paz. No vez que estamos luchando por la causa de Dios y Su rectiud? Somos los verdaderos hijos de la luz porque nos importa lo que está pasando, en contraste contigo y con tus compañeros. Utilizamos todos los poderes que Dios nos ha dado para derrotar las fuerzas del mal.”

Pero yo seguía suplicándoles:

“¿No ven lo que está ocurriendo? El grupo sombrío necesita que se opongan a sus pensamientos de oposición a Dios, y les estamos proveyendo eso. Si no nos oponemos a ellos, estos pensamientos no pueden tener efecto alguno y se desvanecerán en l a nada. Pero si nos oponemos, como hemos comenzado a hacer, la consecuencia será que la nada se convertirá en algo; la diminuta idea loca de habernos separado de nuestra Fuente y unos de los otros se grabará para siempre en nuestras mentes. Por favor ,  escúchenme pues yo caí pero he reconocido mi error. En el nombre de Dios viviente y del Cristo que son ustedes, los exhorto a que desistan de su oposición.”

Algunos se conmovieron con lo que les dije y se alejaron conmigo, y nos dirigimos hacia los Seres de Luz. Otros se quedaron, sin embargo,  se deleitaban en su recién hallado poder. Sintiéndonos impotentes para evitar que se precipitaran locamente hacia un infierno de su propia fabricación, contemplamos la falsa fabricación del mundo físico, cuyo ritmo era como punto-contrapunto. Cada vez que las fuerzas sombrías proyectaban cada pensamiento, éste era contra-proyectado por el grupo intermedio que creía, en su ignorancia, que ya se había logrado la total negación de Dios. En ese conflicto y en esa oposición, se construyo el mundo de la materia en su totalidad, paso a paso; en primer lugar el cosmos mayor, seguido por los reinos mineral, vegetal y animal: todas las llamadas formas de vida en cada lugar del universo.

Al emitirse cada proyección desde las mentes de ambos grupos en combate, yo observaba que el de cada componente mental disminuía. Este tenía que ser el caso porque la fabricación del mundo era lo opuesto al Cielo, donde jamás disminuye. No fue hasta cerca del final del proceso que los dos  grupos se percataron de que su poder iba quedando atrapado en las formas que estaban fabricando. Fue el grupo intermedio el que primero se dio cuenta de este fenómeno. Al percibir que el poder del grupo sombrío ya casi se había terminado, quisieron hacer una criatura en la cual ellos mismos se pudiesen proyectar, pues eso les daría dominio sobre todo lo que se había fabricado. Esta criatura, un llamado ser sensible revestido de un denso cuerpo material-el auto-proclamado homo sapiens en este planeta(y que escasamente se ajusta a su titulo)- fue el logro cumbre del grupo intermedio en su último intento por arrebatarle la iniciativa al grupo sombrío. En respuesta, el grupo sombrío también proyecto el poco poder que le quedaba sobre esas criaturas sensibles. Esta fue la única ocasión en  que el proceso punto-contrapunto cambio su ritmo, puesto que fue el grupo intermedio el que tomo la iniciativa en este ostentoso diseño de la falsa creación.

Contemplamos cómo se llevó a cabo el gran experimento del grupo sombrío. Ellos habían aprendido que lo opuesto a la unidad del Cielo era el conflicto, y por consiguiente, la oposición era el ingrediente que le daría forma a su experimento y proveería el testigo material de su logro. Así pues, su estrategia era sacar ventaja de la ignorancia del grupo intermedio de lo que en realidad estaba sucediendo, al hacerle el juego a su miedo, ira y ansia de poder, y provocándolos a oponerse.

Fue la primera seducción, y el grupo intermedio cayó en la trampa de creer que al oponerse y triunfar sobre los sombríos, a quienes percibían fuera de ellos, podrían evadir la responsabilidad de enfrentarse a la obscuridad de su propio pensamiento de separación, el cual era únicamente ignorancia. Pude ver tan claramente que ellos utilizaban arrogantemente el poder de sus mentes para odiar, bajo el disfraz santurrón del amor y la verdad. Y yo sabía que estaban condenados. Así se fabricó un mundo de opuestos de la oposición y el choque del grupo intermedio con el grupo sombrío; un mundo material de densidad, conflicto y odio. Fue en verdad un choque de nada con nada-un pensamiento de separación proyectado-lo que produjo al mundo.

Inherente dentro de este distorsionado ámbito perceptual que es el universo material, el tiempo fue el mecanismo que parecía originar la destrucción final del Hijo de Dios y todo lo que este fabricó. Puesto que el propósito detrás de la fabricación del mundo y del cuerpo, era lo opuesto al Amor, lo que parecía haber nacido era un odio de sí mismo de una naturaleza tan flagrante que ni una sola parte de la contaminada Filiación podía contemplar la totalidad de ese odio de sí misma sin experimentar un intenso terror. Así pues, la conciencia de este intenso odio de sí mismo fue borrada de nuestro consciente, pero este odio de sí mismo o culpa aún inconscientemente dictaba la multiplicidad de dramas que cada componente- entidad experimentaría a través de sus aparentemente interminables ciclos de nacimiento, muerte, renacimiento.

La aprehensión de la dualidad de espacio-sujeto y objeto-fue inmediata después de la separación, pero la dimensión del tiempo fue una ilusión que nació para impartirle crédito a la idea de la destructibilidad. Parecía fijar para siempre la aparentemente interminable repetición de todas las figuras y formas del odio de sí mismos o la culpa de los componentes que habían sido atrapados en un estado mental ilusorio. Fabricamos el tiempo para arraigar aquí nuestro consciente, y que pareciese que la separación en verdad se había logrado. Por lo tanto, el grupo sombrío podía jactarse de que:

“!Dios no puede destruir lo que El creó, pero nosotros podemos destruir lo que hemos fabricado. Por consiguiente, somos superiores a Dios. Ya Dios no existe y nosotros reinamos supremos!”

En el estado de sabiduría que había alcanzado, pude entender los efectos inevitables de lo que habían tenido lugar a lo largo de la total extensión de la dimensión que  llamamos tiempo. Con una voz que resonaba con el profético pesar  de los siglos, afirmé tristemente:

“A ustedes, mis compañeros quienes han elegido caprichosamente negar su Fuente y utilizar de manera equivocada el poder que El compartió con ustedes, el vagar en pesadillas ilusorias será su destino, sin jamás tengan conocimiento y jamás sepan distinguir entre verdad y falsedad. Siempre parecerá que el odio radica en el exterior, cuando en verdad radica dentro de sus mentes. De esa manera morarán en un espectro de odio caótico, aturdidos en un abismo de perdición que no tiene fin, hasta tanto puedan cambiar de pensamientos”.
“Y a ustedes, mis compañeros que han elegido rechazar el consejo de los Seres de Luz y proseguir con su locura, ustedes experimentaran conflicto, angustia, pesar y pérdida que jamás terminarán. Sólo cuando puedan aceptar que estaban equivocados y vean que la obscuridad y la separación radican en su interior, desaparecerá su arrogancia. Cuando al fin puedan despertarse de su auto-proclamado papel de santurronería como los tenientes primeros de Dios, se liberarán de su vagar sin propósito en esta no-realidad que ustedes llaman mundo”.

(Tomado del libro de Kenneth Wapnick, Despierta del sueño)

No hay comentarios:

Publicar un comentario